jueves, 29 de mayo de 2014

Cadáver casi exquisito.

Esos muchachos que unos años después de renovar las artes en Europa recibieron el mote de surrealistas, tenían ganas de romper todo, especialmente las tradiciones y las convenciones, en relación, por ejemplo, a las letras.  Como tenían un montón de tiempo libre, allá por 1925, se les ocurrió que podían escribir algo entre todos, cada uno escribiría una palabrita, y el otro, sin saber cuál había sido esa palabrita, escribiría otra; y así sucesivamente hasta completar la ronda (seguro que se sentaban en ronda). La primera vez que lo hicieron se distrajeron con una chica que entró al bar donde se reunían y perdieron el papelito; pero la siguiente vez, estuvieron más atentos y pudieron terminar el juego/ejercicio, y descubrieron la preciosa frase que sigue: 


El cadáver exquisito beberá el vino nuevo


Les encantaba jugar a ese juego y a tantos otros, pero ese pasó a la historia como una técnica de escritura, un poco juego, un poco ejercicio, pero siempre y en todos sus sentidos en una colaboración a ojos ciegos.
Claro, pensaba en todo esto mientras trataba de imaginarme cómo sería hacer un cadáver exquisito por acá. 

Mientras tanto, juntemos malvones.